sábado, septiembre 16, 2006

Happy House by Sioux

Happy House
This is the happy house-we're happy here in the happy house oh it's such fun
We've come to play in the happy house
and waste a day in the happy house-it never rains
We've come to scream in the happy house We're in a dream in the happy house

We're all quite sane
This is the happy house-we're happy here There's room for you if you say "I do"

but don't say no or you'll have to go
we've done no wrong with our blinkers on It's safe and calm if you sing along
This is the happy house-we're happy here in the happy house.

To forget ourselves-and pretend all's well There is no hell.

Happy House

La pelea, la discusión de hace más rápida, las palabras vuelan, los gritos se disparan hacia arriba, manotazos, ella lo persogue por el jardín, el perro ladra y yo todo lo veo desde arriba, desde la ventana enfundada en cortinas asquerosas, el no quiero ver nada, no escucha nada y puedo ver sus ojos lejos, lejísimos de aqui, hasta la madre de todo en su mente quien sabe enq ue chingado recobeco se esconde, mi madre entra llorando en blanco, mi madre recoge un plato y la veo tirandolo por la ventana, el plato se estrella en la pared roja, las astillas explotan la atmosfera exterior, el perro asustado se refugia en su casa y yo me tiro en la alfombra azúl a escucharlo todo, mi padre fué a comprar pan, noa tarda en venir y mi madre ahora incada frente a mi arreglando ropa, ¿que hacemos aqui?.
No quiero venir, no quiero ni respirar aqui, no puedo, me dedico a tragar cuanto puedo de insultos, palabras volátiles y reclamos, me he vuelto una bulímica emocional, cada vez me cansa más escucharlo, esto esta bien para alguién de edad incipiente, se supone que a los 24 años esto ya no pasa o si pasa ya no duele, o si duele por lo menos ya no te tira.
Pinche familia gringa con villancicos en ingles y navidades perfectas con regalos esperados, pinches cumpleaños con comida casera y vida con burbujas rosas de falsa felicidad entintadas, pinches intentos de comunicación pacheca y psicología aplicada, pinche respeto y pinche la casa en la que hoy se mueren todas las cosas.
P.

sábado, septiembre 09, 2006

Jaqueline

No entiendo, no entiendo nada y no estoy segura de querer hacerlo, todos estos escombros mentales, el buscar razones, encontrarlas y después tirarlas a la basura en un círculo vicioso de preguntas inconclusas y respuestas desaparecidas. Es una niña, tiene 7 años y después de mareos y convulsiones repentinas la obligan a recostarse en una mesa, blanca, fría, grande, a meterla en un tunel a escuchar imanes golpeando unos contra otros, solo para descubir un día después que en efecto, ella tiene un tumor que le cubre casi la mitad de un hemisfério, ella no sabe, se recuesta ahora en su nueva cama con sabanas verdes en un hospital de seguro socia, cansada y con sueño, nadie le dice que tiene y su madre solo la observa de lejos mientras sus hermanos esperan afuera, con ganas de correr por el pasillo y jugar al doctor. ¿Que piensa su padre?, después de haberla violado, de haber perpetrado con dolo el cuerpo de su propia hija, ¿ahora la ve diferente?, ¿hoy ya no se le antoja ser el amante maldito? ¿el demonio encarnado?, Como si no recordara ese día terrible en el autobus con su esposa, ella embarazada y 7 hombres con pistola en mano forzandolo a ver cómo ella, y el fruto de sus entrañas eran brutalmente agredidos sexualmente, ¿porque tanta mierda en este mundo?, después de lo que vió, después de lo que sintió, ¿a su hija?, hoy no sé si es paga, merecido, o simplemente voluntad superior, hoy ella sigue en la misma cama que ayer, él no llora pero se le seca la boca y la madre unavez más torturada por el destino que nunca pidió pero que no inagina de ninguna manera diferente.
Nadie puede decir si esto es justo o merecido, tal ves algo decidió que era su tiempo de regresar, tal vez no hay nada y todo es fortuito, hoy todo es posible, hoy nada es posible.
P.

miércoles, septiembre 06, 2006

Loop

La promiscuidad de los encendedores

El robo de encendedores es del tipo de faltas que se bastan a si mismas; es onanista, de alcance restringido, no se expande ni irradia su indudable maldad, pues hace creer al infractor que no comete ningún ilícito. Incluso hay personas incapaces de sobrellevar todos sus vicios al mismo tiempo que se avergüenzan de pedir el noveno cigarrillo de la noche, pero en cuyas mejillas es imposible descubrir el mínimo rubor al momento en que deslizan, como que no quiere la cosa, un encendedor ajeno en su bolsillo desierto. Y tal es la desfachatez que demuestran, tal la completa ausencia de culpa, que confieso que tras observar detenidamente su modus operandi la pregunta aparentemente propiciatoria y cándida de "¿tienes fuego?" ha terminado por transformarse en mis oídos en una versión edulcorada del "¡arriba las manos!".
Luigi Amara