domingo, agosto 12, 2007

Come Out!

Me comía a grandes pedazos el despertador, crujía estruendoso entre mis mandíbulas, de reojo te miraba semidesnuda fumando en la cama sin rastros de asombro, mientras sangraba yo por los labios te levantabas de prisa por tu tela azúl, la bendita tela azúl con la que siempre te cubres los ojos por la tarde, siempre harta y aburrida te escondes en tus paños paralelos, el reloj deja de marcar las horas y lo mastico hasta el final, cuando estoy por la penúltima mordida siento una terrible sensación de culpa, he dejado al mundo sin tiempo, la culpa pasa pronto y el sabor metálico me abre el apetito a las viandas peregrinas de asomados rubores y engaños, podría comerme el mundo, finalmente se ha quedado ya sin tiempo y sin vida propia, sin razgos y raíces, y tú, en el closet de siempre, en las mentiras que les cuentas y te cuentan, en la indecisión y la duda, yo la verdad es que siento ahora un poco de indiferencia, harás lo que quieras con 26 o con 34, al final mis anexos y ambiciones son míos, y a ti te quedan las mordidas que te va dando el tiempo y el color de esas mantas azules tras la puerta del closet de tus sueños.