Te apareces por momentos, tu silueta puede ser encontrada en la sombra dejada por un abrigo a media noche, y tus manos intentan confundirse con las lenguas de fuego dejadas al descubierto por algún acampador distraído, tu aliento se confunde con la ventisca abisal a mitad de la nada y tus letras, tus palabras son llevadas hasta mis oídos por la unión de los sonidos propios, tan propios de la noche.Y hoy faltas, como nunca porque antes de necesitarte como ahora simplemente no tenía razones para extrañarte No me gustan las etiquetas, nunca me han gustado, son tan propias de los seres humanos y tan inadecuadas, calculadoras.Yo entiendo la necesidad de colocar un pedazo pegajoso de papel en un frasco para que cueste menos trabajo el tener que abrirlo y saber que tiene dentro, entiendo que un líquido puede ser tan similar a otro que resulta indispensable poner su nombre o su descripción a la vista de todos para evitar confusiones, me resulta perfectamente comprensible que el hecho de etiquetar alguna cosa puede facilitar nuestra labor intuitiva, inclusive existen personas a quienes les pagan por hacer este trabajo diariamente en los supermercados; Sin embargo hay algo que me resulta irreductible, y es que las personas que vuelan no necesitan cubrir su intuición más que con absurdos, a mi me gusta ver volar y volar con ellos, justamente con los innombrables, los indescriptibles. Por eso hoy no encuentro, ni siquiera busco, una palabra que me haga definirte, o varias tal vez, no existen y no necesitan existir tampoco, estas, estoy, estamos, buscando, encontrando, inefando, sintiendo.
P.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario