No quiero competir en una carrera conmigo misma. Un hecho! ¿cómo se vuelve al hecho?, ¿interesarme por el acontecimiento?...
Tanta falsa inspiración, espero que llegue la verdadera y pueda tomar conciencia de ella, a veces es devastador querer adentrarse hasta el límpido yo. Y cuando el yo comienza a no existir, a no reinvindicar nada, comienza a formar parte del cielo y los árboles de vida: tal vez eso es lo que debería aspirar al final. Olvidarme de mi y vivir sin tregua.
Tengo miedo de escribir, es muy peligroso. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no esta en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades de este mar.
Entonces quiero instalarme en el vacío, en ese donde existo intuitivamente. Aún así es el vacío más peligroso: de el extraigo sangre.
Tengo miedo de la celada de las palabras: las palabras que digo o escribo esconden otras, ¿cuáles? Tal vez alguna vez las diga y alguien las comprehenda. Esto es como lanzar una piedra al fondo de un pozo.
Meditación suave y leve sobre la nada. Quiero una libertad íntima, una que se compare a cabalgar sin destino a campo traviesa, estar libre de destino, que no haya arruga alguna en el espíritu, explayarme en espuma fugaz.
Llegar al umbral de la palabra nueva, sin valor para exponerla. Escribo de forma simple y desnuda, por eso hiere. Un paisaje azulado y gris, me elevo en la fuente seca y en la luz fría.
Gracias por compartir...
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