Con un cigarro en la mano me tomo del barandal y no reconozco nada de lo veo, aqui las calles son tan distintas y la sensacion de estar sola, a miles de kilómetros, un nuevo y deslumbrante lugar, me eriza las pupilas. Hace calor, es verano en Uruguay y sus puestas de sola las 9.30 de la noche me parecen tan justificadas que respiro el viento en la rambla y me quiero llenar tanto de todo lo que no veo, el crucero a lo lejos en el "Mar" de plata, los niños saltando rocas en la orilla de la playa, los "pocitos" creados por manos trabajadoras y yo, tan lejos de casa y tan cerca de lo que siempre he querido hacer. Es muy extraño que aún asi no escape de mis deseos profundos de una vida distinta, quien entiende al jodido hipotálamo y su instintos que rayan en la estupidéz?
Se supone que lo tengo por fin, incluso buscando algo más me encuentro siempre con la pared de la necesidad "necesaria", no hay nadie más, no hay nadie mejor... aún sigo buscando... para que?, para sentir el sudor en las manos y el remordimiento entre las piernas?
En verdad sería capaz de no regresar, me gusta esto de ser anónima en una pequeña ciudad porteña... que calor hace... es hora de salir a cazar planes y encontrarme instalaciones de realidad listas para ser utilitariamente acogidas por mi cotidianidad.
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