viernes, abril 28, 2006

Introspeccion

Camino sola con la mirada paralela al cielo. ¿Quién soy, ahora, en esta senda de arena que cruje ante mis pasos abrazando mis deseos?. Voy dejando la estela de mis pensamientos como una guitarra estremecida ante la música que invoca.Me siento. En la orilla. Y veo caminar sobre el agua mis labios que encendió la luna llena ante la ola que me canta despacito. No hay prisa, el sol todavía bosteza. Nadie llora ni ríe ni habla. La oscuridad se empieza a vestir de luz ante las alas de mis sueños. Silencio. Anoche los pétalos de las flores eran manchas en el lienzo de mi alma.Quedarse sola es estar con todo, en todo. No he venido a resolver preguntas; son las preguntas las que me resuelven a mí. Por eso las aristas de mi mente se expanden hasta confundirse con las nubes. Miro hacia atrás. Las huellas no tienen sabor ni color cuando el viento las peina. Un instante detenido entre dos nadas: el pasado duerme y el futuro bosteza. Aquí y ahora el espacio y el tiempo juegan con una curva de luz que me rodea sin tocarme. Estoy viva. Quiero girar el eje de mi conciencia. Qué risa: girar el eje es morderse los propios dientes, verse la cabeza sin un espejo, levantarse una misma tirando de las orejas. Sé que no pienso sólo: me piensan. Por eso soy. Si me siento viva es porque me viven. Qué alegría vivir sintiéndose vivida. Los ojos azules del alba se transforman en un torso de mujer inmaculada que me mira. Una voz que dice llamarse INOCENCIA me sonríe. Una erupción de risas infantes me contagian de alegría.Me levanto. En la orilla. Los brazos de la arena me depiden.El perfume de la brisa se pasea por mi cuerpo desnudo.Vuelvo a casa latiendo esperanzas.

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