Aquella era una sala de espera
La tara de una tarde violacea
Violentada por el martilleo de un reloj elocuente
Entonces el coloquio entre el penitente y el mecanismo de tiempo
Se hizo monologo
Que alarde hacia el maldito artefacto!
Ya no era factible responder
Frecuentaban frases la Mente y el Corazon
Mientras palidecia la carne sacrificada
El rito se hizo indiferente al parloteo del pajarraco horario
Y las sombras cobijaban aquel cuerpo inerte
Y la muerte… y su beso… y su veneno…
Yacia hace horas este fosil… bajo la piedad de la penumbra…
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