Con tu dolor moribundo a la altura del ombligo te despedías, lo hiciste en mi hace tanto, lo hice conciente hace poco. Yo al pie de tu cama enferma y tus ojos, los de siempre quejandose de solitud, de dolor provocado por el estertor que pronto terminará con tu vida, el junto ami observando y otro más esperando tal vez tu retorno intransigente.
Me temblaron las manos el ver las dos alternativas, seguir con la farsa y hacerla tangible a todos los olfatos sedientos de decadencia, se me revuelve el estómago, la opción me parece en extremo digestiva y aterradora. La contigua opción me suda en la espina de la contradicción y la justificacíón actual que me evita los terrores nocturnos y las ansiedades abrumadoras se ha hecho lerda compañia de mis horas penumbrales.
¿Cómo me quito de el lugar en el que yo misma me coloqué?, Ya estoy hasta la madre de despertar con esa sensación tasciturna de culpas no expiadas y con remordimientos de vidas pasadas, lo hecho ahi se queda y si vas a arreglar la vida antes de que se acorte lánguidamente déjate de pensartelo tanto y pon las ideas a trabajar que de nada te sirve tanta paja para obtaculizar la nueva emisión matutina de tu AM, ahora que si la decisión sigue siendo la de olvidarlo y esperar el día en que muera para sentirte mejor o peor porque es cuestión que enfoques, entonces vive con eso y asumelo cómo tuyo, es desición tomada en tiempos dificiles, hoy no tienes excusas más que tus propios límites infrahumanos.
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