miércoles, marzo 03, 2010

Ensueño

Quiero ser un fantasma sintiente, silente, vivo.

Pararme en medio de alguna avenida transitada y sentir el viento a mi alrededor entre el correr de los coches, en el vaivén de lo cotidiano, pararme junto al repartidor de volantes en alguna esquina y acompañarle en su recorrido pescando manos, bajo el sol ardiente del medio día.

Saltar en el asiento trasero algún coche escogido al azar o no, y escuchar sus pensamientos, su música, su mentiras piadosas, ser espía por unas horas del camino que recorre, de sus sonrisas en soledad, recorrer caminos nunca míos y pisar pasos que no me corresponden.

Mi deseo parte desde y hacía la playa de la ensoñación recorriendo el camino a casa después de un intento, tal vez velado, de dejar caer la venda que me ciega todos los días, las epifanías son tan simples como ésta, tan puras y mías como la que hoy me brota de la imaginación sin pausas en que me detengo en cada semáforo a tomar papel y pluma cualquiera para escribirme a mi misma lo que, como fuente, me moja y me refresca.
P.