domingo, octubre 21, 2012

Ineludiblemente me dueles

Silencio corrompido por la incertidumbre de estos días.
Que estoy haciendo?
Ahora más clara que nunca, la necesidad de creer en el amor como lo he pensado desde hace tiempo.
Lo hiciste bien, jugaste exacto con las cartas que más duelen, no lo esperaba, no le vi venir jamás... Punto para ti en estrategia de emancipación.
Ojalá los fantasmas no se aparecieran de noche; quien sabe... Tal vez esto en lugar de ser demasiado simplemente no fue suficiente.
Seguro hay alguien más, seguro ni entiendo nada, odio tu miedo y me odio por no poder hacer nada.
La falta de respuestas es más dolorosa que los hechos que podrían manifestarlas, mansamente... Insoportablemente.
P.

sábado, octubre 20, 2012

Es posible

Relativizar el movimiento por la mañana... Buenos días P!
Entender que también el tiempo tiene que ver, definitivamente, con su movilidad o por lo menos con nuestra idea al respecto ha resultado una Epifanía de sábado por la mañana, y al menos por ahora, entre arena volátil, interfones descompuestos y un sol velado tras la cortina, me ha resultado reconfortante.
El cambio, el tiempo, la identidad, el movimiento... La dualidad; las paradojas.
A veces parece que éstas realidades siempre interpretadas, podrían ser parte de un solipsismo a cuestas, incomunicables, perturbadoras, "inexistentes".
Podría pensar en cuentos que empiezan una tarde en un café de la esquina, con el ocaso a cuestas y las manos frías; podría escribir por qué, pesar de todo, me insinué dispuesta a continuar haciendo historia con ella en cada letra, a esperar que el destino me encontrara, a escribir flirteos explícitos en las noches de principios de otoño y regalarnos muertes en secretos lugares de colores vibrantes... Podría escribir como tantas veces una historia que en principio fuese perfecta.
Podría... Las posibilidades siempre se abren ante la menor provocación, hoy sin embargo, prefiero leer las señales de un juego de niñas que se acechan y se descubren a voluntad; incluso es casual pensar en dejar de lado mi idea actual del amor que florece en libertad y sin contratos... Así no, así por qué? Con qué poderes alquímicos le ha dotado la historia, el rumbo, el parque, los libros?
Si, podría escribir tanto como quisiera sobre obviedades que no existen... Sobre las amantes cotidianas, los besos quebrados en las comisuras, los retos ganados y los coqueteos que niego un día si y otro no; podría si quisiera reinventarlo todo a partir de la palabra mía, de la que guardo despacio bajo el colchón de memoria durante meses enteros, podría decirte que tienes razón y es mejor filialmente pasear sin intenciones prácticas de llegar más lejos, podría si quisiera, decirte toda la verdad que aún no mereces para verte correr cual ráfaga y disfrutar entonces de una noche estrellada, de tus pies en polvorosa buscando el regreso a nunca jamás...
Y así, después de intensidad en letras, me abandono a todas las posibilidades en cada gota salubre que recorre mi pecho blanco, me sorbo las ganas de hacerte mía de nuevo, porque nada posee aquel que entiende que no puede ser poseído por nada tampoco.
P.

viernes, octubre 19, 2012

Melancholia

Me temes, prefieres no verme, y cuando menos lo esperas salto sobre ti, te hablo cerquita del oído y cedes ante todo lo ineludible que soy.
Tu también tienes un pasajero obscuro, ronroneo y te acecho con los ojos duros y la mirada perdida porque se que al final regresas, hundes tu rostro en las filigranas de sangre que me recorren y me acaricias despacio, sin tiempo y sin medida.
He sido tema de tu análisis, de soliloquios y cafés amargos, de tu huida.
Aquí te espero siempre, lo sabes, segura de que no vas sola, camina despacio, y aunque te tome más tiempo llegarás rendida y me suplicarás que te tome por completo y de una vez por todas, como antes... Ese sueño se reconstruye cada noche llena de melancolía.
P.

Aparición

Desaparecer, de forma paradigmática es dejar de estar; eso implica haber estado en un primer momento y después, dejar de estar o dejar de aparecer, existir. Estamos hablando de una desaparición ontológica? Fenoménica?
Al desaparecer de la memoria de alguien entonces dejamos de estar en esa persona?
Recuerdo la máquina de desapariciones (buscar en escritos de antaño en este blog) entonces en la memoria y sus efectos alucinatorios, selectivos, solos somos hologramas interpretados, abusamos de la palabra realidad, de nuestra calidad de "actual", de todas esas paradojas de los mundos posibles, la identidad, la existencia...
Si dejas de nombrarme también desaparezco.
En algunas culturas cuando alguien muere, se deja de pronunciar su nombre bajo pena de condenar a la comunidad al azote de la mala suerte. Entonces desaparece de la vida, de la cotidianidad, se borra su registro mnemico, se extrae como un bloque de realidad que entonces deja de tener calidad de actual.
Vuelvo a pensar entonces, las paradojas de la memoria y la existencia.
A veces despierto con unas profundas ganas (como antes) de desaparecer, sólo un tiempo, tal vez un par de minutos; en otros momentos quisiera desaparecer por siempre de la memoria de alguien, y así dejar de aparecer de a poco en la memoria colectiva.
Claro que viene a mi mente el efecto mariposa, y entonces caos; nacimiento a partir del caos.
Puede acaso uno dejar de existir para adentro? Me refiero a dejar de existir para uno mismo, perder el yo sería un acercamiento acaso.
Identidad personal coartada en la línea del tiempo, sobrexposición entonces igual a reinvención.
Cuantas vidas en una sola vida, cuantas muertes en una sola vida, cuantas Priscillas en la memoria de una sola persona.
P.

jueves, octubre 18, 2012

LDMEGG

Sentada en el sillón de la biblioteca te platico mentalmente cuanto recuerdo mi infancia contigo, cuanto te quiero y cuanto te extrañe durante años... Hoy parece no importar nada de eso y a la vez importa mas que nunca.
Me hubiera gustado tanto llevarte ayer lejos de ese hospital, llevarte a tu querido pueblo con tu viejo y tu pozo profundo, llevarte a los terrenos de la casa de tu madre para que recordaras aquella casa grande con sus arcos y su tierra limpia, verte sonreír al abrir la puerta del zaguán y encontrar tus plantas crecidas y abundantes...
Paso poco tiempo y fuiste al encuentro contigo, así, con un brazo roto y sin despedirte; hoy te lloro y me lloro, nos faltaron años, nos faltaron días sentadas en la casa grande para escuchar tus relatos de niña, de mujer de fuego, sufriente y dócil ante el cabron que te sustrajo de tus sueños de niña, madura y roble ante todo aquel que intentara repetir la historia. Te me fuiste lejos desde hace tanto, te extrañe desde hace mucho.
Te despedimos en uno de esos rituales de exequias habituales, tus rosas, la foto con tu amado, tu vestido de manta, los abrazos-los extraños, lo fingido del reencuentro en esos casos, las miradas frías, los adioses callados.
Tus hermanas fueron a verte, las que quedan vivas, casi nadie me reconoció, y el anonimato en este caso parecía una bendición tajante.
El lugar seguro lo reconocías, años atrás ahí mismo despedimos a tu viejo amor, las mismas velas falsas y los sillones negros, la misma atmósfera enrarecida, las manos nerviosas y el adiós en todas partes.
Hable contigo antes de que partieras, lúcida o no, despierta o no, te dije cuanto lamento aún lo que paso en aquellos tiempos, te dije cuanto amor te cubrirá siempre desde mis ojos al final de mis propios tiempos.
Se cierran ciclos que duelen, se cierran círculos cuadrados, se cierran puertas invisibles y te palpo mientras las manos con cuidado.
P.