lunes, agosto 19, 2013

Carta

Allí estoy contigo, volando en ese paisaje de tus ojos, ahí en donde nos armamos nuestro propio mundo y nadie puede tocarnos. Escribo para ti, aunque tú no lo sepas, me invento unas tijeras para acortar el paso y la luna me habla como siempre.
Nuestro sueño juntas antes de dormir era despertar, y ahora con todo lo que nos sucede a distancia me doy cuenta que quererte es lo único que hago bien. Y también escribirte. Así pues aquí me tienes de nuevo pensándote como cada día, releyendo a Cortazar que me habla: "No puede ser que estemos aquí para no poder ser." Y entonces los giros del universo me marean, y escribo con sangre, con el puro espíritu que es el que me corre por cada filamento del cuerpo.
Yo te amo, en silencio y con música de fondo y recuerdo mis tardes tirando redes al mar profundo de tus ojos, y lo extraño en cada paso, y el tiempo no existe y no me importa nada. Te voy a inventar hasta que ya no queden realidades para querernos. Estas palabras; son ya la expresión de una voluntad, que hace del futuro algo tan irrevocable como el pasado. Y así descubrí que estamos hechas de palabras. Y qué bueno.
La verdadera hazaña de irse, sería borrar el rastro, pero hay rastros que son imposibles de desaparecer, los instintivos, los amores de vida, los deseos profundos de felicidad y la memoria de una plenitud que se revive con cada mirada certera. Entre tantas horas descubro que aún hay sueños que buscan tu sonrisa para despertar(me).
Hay soledades que son buena compañía, y hoy decido que con ese silencio es suficiente. No hace falta regresar el tiempo si se sabe regresar a tiempo, eso merodea mi cabeza todo el tiempo al atarme los tenis por la mañana, al acariciarme la nuca en la ducha, al primero sorbo de café para despertar, y justo antes de cerrar los ojos para encontrarme contigo.
Sin una inyección descomunal de fantasía, la realidad se detendría por completo, y así ha sido mi historia contigo, un navegar continuo en un charquito de estrellas que nuestro paso hacía mar. Esas palabras tuyas son tan mías como yo soy de ti. Cometámonos.
El problema es que me miras y todo me cuesta ponerlo en su lugar. Y qué bello problema, porque justamente el lugar somos nosotras ¿Has pensado en eso?
“Somos” es el palíndromo más bello que puede existir, ese y claro “luz azul”… 
Después de meses enteros me siento a escribir todo esto para ti, el deseo es esa tinta que se corre y a veces traspasa los papeles inadecuados, reconozco mi universo personal en un desorden del que parte todo, un caos con motivos inaccesibles y del cual la luz destella entre letras, recuerdos, notas musicales, un abrazo tuyo y la paz que siempre ha sido nuestro remanso personal en la punta de los dedos.
Odio abrir el refrigerador y ver que no hay nada que hacer para recuperar lo nuestro, pero después giro y escucho al viento que me dice que uno es de las voces que más lo nombran. Te amo con todas tus consecuencias, aun cuando sé que la distancia hace de la mirada un espejo falso.
Mi animal mitológico favorito es el unísono, las ventanas… que no son ellas, sino lo que narran, me dicen que entre nosotros no hay destinos, solo caminos y puentes.
Quiero venderte un pasaje para un lugar imaginario, aquel en que nada nos perturbe más allá de las emociones propias de un amor interesante y certero, aquel en dónde los monstruos debajo de la cama se vuelvan cómplices y deglutan los miedos que te detienen, las lámparas irradiarán un tipo de luz distinta, y la música siempre nos hará sonreír.
Hace poco leí que el asombro es esa parte que limpias de un espejo empañado, y mi asombro contigo cada día es justamente que no importa cuán empañado parezca el espejo, jamás desaparece la capa que lo mantiene como parte de una realidad paralela, porque el que sea paralela, no significa que pierde niveles de realidad en absoluto, todo lo contrario, es como una lupa con la luz, la magnífica.
Tuya
P.

 

jueves, agosto 08, 2013

Sin miedo

Confiar en el futuro requiere un profundo ejercicio de incertidumbre constante, si algo he aprendido este año es que la vida cambia en un segundo sin previo aviso y las lecciones más fuertes de aprenden así, de forma intempestiva. No pretendo ya escribir al respecto de forma fastuosa, todo lo contrario; el huracán ha dejado vestigios de realidades pasadas, fragmentos de duda, miedos nocturnos y arribos inesperados. 
La palabra del día es confianza. Y como no puedo confiar en lo que no he vivido, decido confiar en las semillas de lo que he sembrado en el pasado, esa es mi mejor y más sagrada decisión al día de hoy. 
Confío en mi, confío en nosotras, en lo que nos ha pasado, en el encuentro, en el momento que nos toca vivir, confío en lo que sembramos, en el mundo que descubrimos, en nuestra historia y en  el eterno retorno. 
Decido hoy vivir sin miedo, esa es la prueba de amor que nos toca atravesar, decido no esperar a que suceda, sino decidir que lo que nos paso nos trasciende, nos habita a cada momento y nos permite vivir lo que nos toca de la forma en que decidamos hacerlo. 
Soltar es justamente eso, confiar. 
Las pruebas continúan, el amor no se estaciona, se madura, se crece, se habita a cada instante. 
El miedo de a poco me abandona, la caja de Pandora se abre y la esperanza sin forma es la que abandono, abrazo la otra, la que me sostiene respirando de pie a la distancia. Una distancia que nos permita movernos, pero que nos de la certeza de la presencia inminente también; porque ahora la mejor forma de caminar es viendo hacia arriba permitiéndonos la oportunidad de ver cómo todo se mueve al mismo tiempo, porque el tiempo en el espacio no existe, porque el tiempo que creamos es sólo nuestro y para cada una. 
Las lágrimas ahora serán jugos de remembranza pero no de pérdida, son ahora mismo el elixir de las batallas que ganamos, las ganas de volver a sentir las nubes atravesando las ventanas, de escuchar el mar cada noche, del vaivén de una cama que no se detiene ante los sueños compartidos al alba. 
Seamos, dejemos que fluya la vida y nos atraviese, hagamos planes, deshagamos las expectativas, sanemos por dentro, contemplemos las cicatrices y esbocemos sonrisas inventando historias para cada una.
Así el amor en los tiempos de cambio perpetuo, así mis letras sin promesas de por medio y con el latir de mi corazón en cada rastro que ellas dejan. 
P.