domingo, enero 29, 2012

Encargo


No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que
vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni
guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.

Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.


Cortazar

viernes, enero 13, 2012

Ráfagas en tren

Veo de cerca partir el tren del sueño en que pretendo permanecer, claramente distingo su estructura de metal craquelado y firme, las puertas ya cerradas de todos los vagones, camuflajeados de escenas lúcidas y brillantes, las ventanas claras que me observan de regreso.
Cierro los ojos apenas y me traslado a los asientos privilegiados de nuestra historia juntas, recuerdo a la perfección cada detalle del vagón en que dimos vuelta el mundo de la mano de la otra, las alfombras, el paisaje continuo que se desvanecía instante tras instante por lo vertiginoso del viaje mismo, la neblina en las estaciones invisibles y el portaequipaje en donde solo basto un globo y un cepillo de dientes (un par de burbujas que ví de reojo no me dejan mentir), todo estaba dado porque el viaje siempre fue reminiscencia de los tactos que nos llevaron a encontrarnos en ese camino de curvas (esas que nos acercaban peligrosamente) y rectas (que nos regalaron las charlas cercanas, bañadas de complicidad y brindis de entendimientos mutuos).
La luna brilla fuera y dentro como luciérnaga testigo de tanto cuerpo, sueño, realidad en movimiento y ráfaga de necesidad asistida.
Yo te hable oraciones enteras y mientras me deshice entre tus dedos precisos, me abrí  ante posibilidades de viajes cercanos y certeros, y así, desnuda en este anden, abro los ojos maleta en mano, y enciendo el cigarrillo de la promesa que acecha, mientras el viento de la partida de este tren me recorre la piel y la memoria, me mueve el cabello y me regala tu sonrisa en la última ventana que aún distingo claramente.
P.

sábado, enero 07, 2012

Me pasa también que no sé como empezar a escribir esto... tengo miles de notas sueltas, tengo momentos grabados en las palabras, imágenes que no se diluyen... y no es que me de miedo, es que creo que no le podría hacer justicia a los recuerdos... pero escribir no se trata de lo que es justo o no, se trata de hablar conmigo e intentar creer que no todo es sueño, o pensar que el sueño es mejor la realidad.
No creas nada de lo que te digo... y si te enamoras y desenamoras con enorme facilidad, es un regalo el poder sentir tanto, enamorate de mi y desenamorate de esto cuantas veces sea necesario, sientele y dejalo ahi, doblado junto a la ropa antes de dormir, y si a la mañana siguiente sientes la necesidad de llevarlo contigo tomalo y vístete de él, pero si la mañana te permite amanecer con otros brazos en tu espalda o los alientos magníficos de nuevas rodadas de distancia, guardalo bajo la almohada, ahi permanecemos para ti, ahi en dónde siempre te espero y te enumero, en dónde nació esto hace siglos sin nosotras haberlo pensado siquiera, porque el nosotras no es algo que exista antes de nosotras mismas o si?
P.