lunes, julio 22, 2013

Los andróginos y la rebeldía del amor Parte 2

Falta mucho aún por decir al respecto de Platón y sus andróginos. La parte romántica parece casi perfecta, pero para llegar al final aún falta entender lo que Zeus tenía guardado bajo la gran manga de rigor que poseía, o por lo menos creía tener.
Después de que el amor real y el impulso de rebeldía surgen en el andrógino que busca su complitud en el otro, Zeus enloquece y manda a la muerte a los amantes, pero al darse cuenta que ésto no basta, los envenena con la muerte en vida; el aburrimiento.
El nuevo andrógino, mal soldado por el amor, vuelve a partirse por la muerte, uno de los amantes entonces logra ser arrancado por Zeus.
Pero de nuevo los hombres, prefieren ser viudos que obedientes, y aunque la muerte del otro los mate de a poco, les desgarre la entrañas (ontológicas y metafísicas), no dejan de abrazarse, de buscar la comunión mientras dure la "vida".
Zeus contempla al borde de toda comprensión la conspiración de los hombres, porque, como hemos dicho ya, éstos conspiran en el lecho olvidando la muerte.
La muerte no es suficiente, los hombres conocen ahora el aburrimiento, el hastío del otro, porque la muerte en su brevedad, dura demasiado para que los dioses soporten la indiferencia de los amantes.
Ahora Zeus infunde el fastidio, el cansancio, y así el otro, la mitad que brilla, comienza a declinar mucho antes de que llegue la muerte, y con el tiempo disminuye el estremecimiento que parecía producir la ilusión de la unidad. Parecería el fin... pero no, ni el hartazgo impide que los amantes emprendan una nueva rebelión, ya no el amor, que es derrotado por el fastidio sino... la sensualidad, el placer instantáneo que nos distrae, al margen de toda comunión metafísica, de voltear al Olimpo.
Los amantes se entregan entonces al amor inmanente e inmediato, al placer instantaneo, y terminan montando su ser dividido y "absoluto" en el puro y rebelde presente.
El mundo entonces tambien resulta ignorado por el desdén de los amantes, todo aquello que como Zeus es borrado y excluido de esto, maldicen el amor, a nadie gusta la autosuficiencia que genera!
Eso de edificarse mundos de espaldas a los dioses, hacer paraísos y jugar con fuentes de sesualidad... tiene riesgos mortales ineludibles, al salir de estos mundos, se experimenta la más grande decepción metafísica.
¿Por qué no podemos dejar las cosas a medias y regresar al día siguiente para descubrir una tendencia contraria a la entropia? ¿por qué dura más el tiempo en el hastío y no se demora en la sonrisa?
P.

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