sábado, marzo 04, 2006

AMOR FATI

La VERDAD?
Muchas personas con las que me relaciono hablan de ella, y prácticamente todos los filosofos que admiro y disfruto leyendo me la mencionan como el hilo negro, el fin ultimo que nadie atina descubrir, o bien, soberbiamente dicen contener, degustar y prácticar no solo en su filosofía sino tambien en su vida. Hoy he llegado temprano a casa y en mi camino, después de recoger las llaves del estudio a un tipo que organizó una despedida de soltero a su amigo de la infancia, y que por cierto odia a la futura esposa del mismo y por eso espera que estos eventos le ayuden a reconsiderar, me he topado sin buscar concientemente, a una señora muy platicadora que resulta conocer datos curiosos sobre mi, desde mi nombre, mi profesión y mi dirección hasta mi intención cotidiana por buscar eso que gusto llamar "verdad". Fue un encuentro muy extraño, ella de verdad esta totalmente convencida de tener la verdad en su vida, me contó historias sobre Jesús, los judíos, la cultura Olmeca y Teotihuacana, todo con una pasión que le llenaba no solo la boca, sino los ojos y podría insinuar que hasta las ganas. Es increible como la verdad, para muchos, es algo tan ansiado y en su búsqueda que termina por convertirse en obsesión y hasta compulsión desbordada, se encuentran tantos destellos de semejanza y necesidad.
Creo que el espíritu, más alla de la mente es quien nos provoca esa habmre de búsqueda, para muchos es satisfecha con doctrinas o refranes populares, con placebos religiosos o moralinas culturales, sin embargo, hay quienes al racionalizar este impulso natural y domarlo con la voluntad de sentido, encuentran la vida, y no me refiero solo a la que se pasa frente a nosotros, sino a la que respiramos y nos pulsa dentro, a esa continua interrogante que a algunos hasta nos lacera en los mejores momentos de lucidéz. Y es hoy que estoy convencida que la verdad no es más que la búsqueda, todo lo demás es un fantasma puesto como trampa al final del arcoiris, es el camino amarillo conteniendo a Oz en los mismos pasos que avanzamos para llegar a el.
Y tal es el caso que hoy, al hacerme conciente del eterno retorno nietzscheano, decido no solo elegir mi destino en esta búsqueda, sino amar el destino en la misma.

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