jueves, marzo 16, 2006

Cada quien su cordillera

Somos sobrevivientes todos, ayer fuí a una conferencia de Carlos Paez, uno de los sobrevivientes de los andes que pasó 70 días viviendo en el fuselaje del avion que los llevó hasta la cordillera una mañana como todas, le cambió la vida, se alimentó de carne humana, de sus amigos, se buscó la manera de vivir.
Los sobrevivientes esperan siempre todo de fuera, los vivientes dependen de sí mismos.
Hoy amanecí de un ánimo extraño, extraño a mi gente.
Ser sobreviviente no es divertido, despertar asustada rodeada de desconocidos, encerrada, pérdida de toda libertad, palabras fuertes, estertores de muerte, lagunas mentales y tribunas furibundas, el techo es muy alto, la luna no existe y yo muero cada día aqui dentro, el único escape es mental y sueño con fugas a cualquier parte, planes pachecos y huidas surreales, este baño frio a las 7am me cala cada vez mas adentro, chanclas calzadas con estambres y cuanta pinche soledad, aún escribiendo de contrabando con una pluma robada en donde sea, aún hoy temo ver esas cartas, el encierro se expande y me deglute, la digestión es combustión inexorable y deshecho gaseoso de esa realidad espesa todavía huele rancio, todavía huele cerca.
P.

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