miércoles, marzo 08, 2006

Deseo en C

Cierne sobre mí la noche, y en estas horas de sosiego, como pétalos de rosa encarnada arrastrados por una ráfaga de viento, libres del yugo de un rígido tallo que encadena a la corola, vuelan en la penumbra mis pensamientos.
Tremor de labios húmedos ávidos de tus besos, una lengua nerviosa que se relame la boca queriéndose aferrar a la tuya. Un cuerpo que delira por la fiebre de caricias y lo abrasa el calor del deseo, que sueña ser una enredadera para treparse a ti y amoldarse agresiva a la anatomía de tu cuerpo.
Serenata a capela de gemidos rompen las cadenas del silencio, un llanto de luna, celo de loba, en la soledad de una alcoba. Botones de rosas rojas que emergen de unos senos cual volcanes glaseados por la nívea nieve, que dejan asomar sus incandescentes cráteres. Y el espacio en el lecho a mi cuerpo le sobra mientras las piernas tejen clinejas.
Una flor que se deshoja en la humedad de una tierra que es fértil y prometedora, y esta piel que antes ardía condensa como rocío el sudor y ahora se enfría… Laxos los músculos de todo el cuerpo ahora se entregan agotados en los brazos de un profundo sueño.

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