La muerte por cianuro

Un buen amigo me planteo un problema que a todas luces me pareció en ese momento una situación utópica y cuya única respuesta resultaba ser la negación.
El propone que el gobierno de cada país le proporcione a los individuos que cumplan la mayoría de edad una pastilla de cianuro que serviría para terminar con su vida en el momento en que ellos considerarán adecuado. De inmediato empecé a hacerle todo tipo de preguntas y en mi hermético punto de vista no di lugar a pensamientos que más tarde contemple y vislumbre como una posibilidad muy asequible.
Definitivamente estoy de acuerdo, cómo ya he mencionado, en que cada persona tiene total derecho a decidir sobre su muerte así como en general puede hacerlo sobre su vida, en este planteamiento el suicidio es contemplado como una opción viable ya que la persona puede decidir, de que forma, en que lugar y bajo que circunstancias se privara de la vida a si misma, la justificación que mi amigo me dio al defender la pastilla de cianuro resulta en que según el, cuando una persona comete suicidio casi siempre resulta en una muerte violenta y escandalosa por lo que el cianuro es una opción viable, segura y estéticamente neutra. No sé en realidad cuál es la diferencia, cuando una persona de verdad quiere morir lo hace, no importan los medios cuando el último fin que se busca es exactamente ese, el último!
Yo misma alguna vez he considerado el suicidio como una salida viable a la vida y seguramente si en ese momento de desesperación hubiera tenido a la mano mi credencial de elector con la cuál me hubiera sido entregada mi pastilla de mortal cianuro, yo no estaría aquí y definitivamente ninguno de ustedes estarían leyendo estas palabras. Tal vez por eso mi primera reacción ante tal la idea, si en realidad fuera tan fácil, la población mundial se reduciría a la mitad (por lo menos) y tomando en cuenta que obras de arte magníficas y significativas son pensadas en momentos donde la desesperación y el deseo de morir son un factor muy importante, no sé si pudiera vivir sin esta clase de motivación. La muerte en sí misma en todo caso representa una despedida y como toda despedida es solemne o informal, tal vez por eso quienes escogen la muerte en cualquier momento deben seguir ciertos pasos para llegar a ella, desde elegir la manera en que desean hacerlo, hasta escribir una nota en que simplificadamente se expresen los pensamientos que, en caso de tener suerte en la consigna, serán los últimos pensamientos póstumos que se encuentren en la escena.
Habrá quienes prefieran despedirse por teléfono o telepáticamente, pero en definitiva despedirse de la vida no es tarea fácil, muchos de nosotros en el proceso nos quedamos a la mitad, ese es el reto de la muerte, pone sus pruebas y trampas así como recordatorios y memorias. Si todos tuviéramos una pastilla de cianuro tan a la mano seguramente pensaríamos dos veces, como dice mi amigo el usarla o no, y eso serviría para valorar la vida todos los días (ojala lo hiciéramos ya que con pastilla o sin ella la muerte nos sorprenderá siempre), y de igual manera la mitad de nosotros ya no estaríamos aquí.